BOSQUEJO EXPOSITIVO: La fe perfecciona el carácter | Santiago 3:1-12

LA FE GENUINA PERFECCIONA NUESTRO CARÁCTER

Santiago 3:1-12

Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo.” v.3

Según Santiago, debemos considerar tres cosas fundamentales si queremos ser maduros en nuestro carácter: (1) La enseñanza personal, esto es saber refrenarse o tener dominio propio; (2) El poder de nuestras palabras, esto es cuando nos dirigimos a otras personas ya sea para responder, enseñar o relacionarnos; y (3) La verdadera adoración a Dios, esto es tener conciencia de que todo lo hacemos delante de él y para él.

A. La enseñanza personal. vv.1-2

  1. "No os hagáis maestros" (Stg.3:1a)
    Esto significaría la autosuficiencia personal.
    • Hay dos tipos de enseñanza: la enseñanza didáctica y la enseñanza vivencial. La primera se enseña con palabras y la segunda sencillamente con el ejemplo y conducta. Ambas deben ir de la mano.
    • Cuando Santiago dice “no os hagáis maestros” se refiere a la enseñanza didática llevada a un extremo, según el contexto no se refiere meramente a enseñar una clase, sino a juzgar con la boca. Ofender, enjuiciar y condenar a la gente, es hacerse maestro por uno mismo y no tener en cuenta la madurez personal.
    • Insistir en la enseñanza didáctica antes que en la enseñanza con la vida, es dejar de depender puramente de Dios y de los dones que Él ha provisto para cada uno de sus hijos.
    • No todos somos maestros hablando didácticamente (1Cor.12:29), Pero sí, todos podemos ser maestros del bien con nuestras vidas y con otros dones que Dios nos ha dado ("maestras del bien" Tito 2:3).
    • Es Dios quien establece los maestros en la iglesia con el orden de Su palabra y los siervos que Él ha colocado en el cuerpo (Ro.12:7; 2Tim.2:2).
    • Así que, si queremos que Dios nos use para enseñar a otros, primero tenemos que aprender a enseñarnos a nosotros mismos (Lc.6:42; 2Ti.2:21).
  2. "Sabiendo que recibiremos mayor condenación" (Stg.3:1b)
    Esto significa que habrá repercusiones por la actitud que tomemos.
    • No se puede usar este verso para hablar de la condenación del alma en el infierno. Con “Condenación” Santiago se refiere al juicio que las demás personas harán sobre nosotros. Habla sobre nuestra reputación o testimonio cristiano.
    • Así que, el mensaje es sencillo: Tengamos conciencia del costo que implica ponerse por jueces de otros (Stg.5:9).
    • Acusar y ofender a otros no es la manera correcta de enseñar, sólo traerá repercusiones contra nosotros mismos.
    • Hay un gran peso de responsabilidad por enseñar, y nuestras "palabras" podrían afectarnos seriamente si nuestra vida no va acorde con lo que predicamos (Mt.23:3).
  3. “Porque todos ofendemos muchas veces” (Stg.3:2)
    Esto significa que debemos practicar el dominio propio.
    • Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto”. Santiago quiere decir que el uso de nuestras palabras va de la mano con el nivel de nuestra madurez. (1Pe.3:8)
    • Una persona íntegra es “capaz también de refrenar todo el cuerpo”. De manera que la madurez requiere de un ejercicio personal y disciplinado. (1Pe.3:9-11)
    • Tanto la enseñanza de la vida como la enseñanza verbal requieren de un carácter maduro de parte de quien trasmite el mensaje, el Señor Jesús es un claro ejemplo de ello (Hch.1:1).
    • Una persona madura se caracteriza por saber escuchar antes que por hablar mucho (Stg.1:19).
    • Santiago comienza mencionando el control de "las palabras" (la lengua), pero lo que quiere es que todos lleguen a la compresión de que todo el cuerpo, incluyendo el temperamento, debe permanecer en dominio del carácter cristiano y no de la carne. Esto trae profunda madurez al creyente y le hace una fuente de bendición y edificación para otros.

B. El poder de nuestras palabras. vv.3-8

  1. El ejemplo del caballo (Stg.3:3).
    • El caballo es un animal muy fuerte y difícil de controlar.
    • El frenillo de los caballos es pequeñito en comparación con el tamaño del animal.
    • Pero el frenillo se le coloca en la boca y dirigiendo la boca del caballo logramos dirigimos todo su cuerpo.
    • Así mismo, "la lengua tiene poder para dirigir".
  2. El ejemplo de la nave de mar (Stg.3:4).
    • La nave de mar es mucho más grande que el caballo.
    • Encima de esto, para manejar la nave nos contrarresta la fuerza de la naturaleza.
    • El timón es muy pequeño en comparación con la enorme nave; aun así, con éste podemos gobernar su curso.
    • Así mismo, "la lengua tiene poder para dominar."
  3. Ejemplo de un bosque en llamas (Stg.3:5-6).
    • Un bosque es un espacio enorme y majestuoso.
    • Sin embargo un pequeño fuego puede destruirlo por completo.
    • Así mismo, "la lengua tiene poder para destruir."
  4. El domino del hombre (Stg.3:7-8).
    • Dirigir, dominar y destruir. Ese es el poder de la lengua.
    • Lo malo es que se suele usar ese poder para dirigir, dominar y destruir a otros.
    • Lo que deberíamos hacer es usar ese poder para dirigir y dominar a uno mismo, y para destruir todo lo malo dentro nuestro.
    • Sin embargo, Santiago dice que el hombre ha logrado domar todo (v.7). Pero que la lengua es un mal imposible de refrenar (v.8).
    • Obviamente, Santiago lo ha dicho desde una perspectiva humana. Es decir que para el hombre es imposible dominar su lengua a no ser que tenga la ayuda de Dios.

C. La verdadera adoración a Dios. vv.9-12

    1. La lengua tiene poder para bendecir o maldecir. (Stg.3:9)
    2. No debe salir, de una misma boca, maldición y bendición a la vez. (Stg.3:10)
    3. Maldecir es “hablar mal” o “usar la boca para mal”. Si bendices a Dios, maldiciendo a los hombres, no estás adorando de verdad.
    4. Santiago usa dos ejemplos más para ilustrarnos esta verdad:
      • La fuente de agua.
        "Por una misma abertura no sale agua dulce y amarga" (Stg.3:11)
      • La higuera y la vid.
        "No puede una higuera dar aceitunas, ni la vid puede dar higos." (Stg.3:12)

    APLICACIÓN PRÁCTICA:

    1. Definitivamente no está mal querer enseñar a otros, pero lo primero siempre debe ser enseñarse a uno mismo.
    2. Debemos tener conciencia que nuestras palabras pueden ser usadas para bendecir o maldecir.
    3. El uso de nuestras palabras mejorará a medida que mejore nuestro carácter. Cuando somos maduros, de nuestra boca sólo puede salir bendición.

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