7 CONSIDERACIONES SOBRE EL INSTITUTO BÍBLICO

7 consideraciones INSTITUTO BÍBLICO

Si estás pensando o tienes planeado ingresar a un instituto o seminario bíblico, o ya sea que hayas decidido nunca ir, sería bueno tener en cuenta estas cosas:

1. El instituto no es superior a tu iglesia local.

El seminario teológico está al servicio de la iglesia local y no al contrario. Estar en un instituto bíblico no te da un rango especial o superior al resto de hermanos que no están allí. Si estás pensando en matricularte en un instituto bíblico para corregir cosas que creas mal en tu congregación (o en tu pastor) entonces mejor no lo hagas. Con este punto pretendemos motivarte a mantener tu humildad en todo momento. El hecho de estar en un iglesia local y servir en lo que fuere allí ya es suficiente privilegio que Dios nos da en su infinita gracia y misericordia.

2. El instituto no es un requisito indispensable para servir en el ministerio.

Por mucho tiempo se ha considerado al instituto como algo indispensable y absolutamente necesario para la preparación y el servicio ministerial. Tanto que muchas iglesias tienen como requisito que los que van a servir allí deben ser egresados de un instituto bíblico. Definitivamente un instituto puede ser una gran herramienta de aprendizaje, pero no es indispensable. Hoy se conocen muchos siervos que, sin haber asistido a un instituto, son poderosos instrumentos en las manos del Señor, porque mantienen su dependencia en él. Con esto queremos decirte que, lo más importante es ser formado por el Señor en cada área de tu vida. Para esto es más que suficiente una buena iglesia local. Te puede faltar el instituto pero no debe faltarte un pastor fiel y una iglesia sana que te ayuden en tu perfeccionamiento como siervo de Dios. Así que, si no tienes los medios para asistir a un instituto eso no significa que no eres un llamado al servicio, ni tampoco es excusa para no tener una buena preparación bíblica para el ministerio.

3. El instituto no es el cielo.

En una encuesta personal, muchos de mis hermanos en la fe, de la iglesia donde actualmente sirvo, me confesaron que cuando pensaban en nosotros, los seminaristas, nos imaginaban con una Biblia en mano, de rodillas, orando todo el día y con una aureola en la cabeza. Algunos tienden a pensar que el instituto bíblico es el cielo, donde todos son súper espirituales. Si vas al instituto con esta visión te puedes desilusionar. Muchos compañeros me confesaron que antes de venir al instituto tenían más relación personal y devocional con Dios. Esto no quiere decir que el venir al instituto automáticamente apague tu fervor espiritual, sino que debes cuidarte de creer o pretender que el instituto aumente o mantenga tu vida espiritual sólo por matricularte allí. Tienes que tener una convicción tal y una relación tan sólida con Dios que pase lo que pase, o veas lo que veas, dentro o fuera del instituto, tu primer amor se mantenga siempre al tope.

4. El instituto no es un productor de pastores.

Muchos, por no decir la mayoría, piensan que en el instituto se fabrican pastores. Algunos creen que porque uno es graduado del instituto bíblico automáticamente está listo para el oficio pastoral. El instituto te provee herramientas, pero el ministerio se aprende en el ministerio. Son muchos los pastores que me han dicho que casi todo lo que saben de ministerio lo aprendieron fuera y no dentro del instituto. Además tenemos que entender que no todos los que van a un instituto bíblico tienen el anhelo pastoral, algunos van para perfeccionar su don de evangelista o maestro y apoyar mejor en su iglesia local, otros van porque quieren profundizar más su conocimiento bíblico o superarse en el liderazgo. Quién produce un pastor es otro pastor y no en un salón de clases sino en el mismo campo.

5. No es un centro exclusivo para “escogidos”.

Algunos desisten de la idea de estudiar en un instituto bíblico porque tienen el pensamiento de que no han sido “elegidos” para ello. Sinceramente, en la Biblia no hay tal tipo de elección o llamado individual para estudiar en un instituto o seminario bíblico. El llamado al servicio es para toda la iglesia, cada uno tiene un papel diferente, pero todos los papeles deben ser llevados conforme a la palabra (1Ped.4:10-11), así que no vendría mal que, si tienes las posibilidades, aprendas más de la Biblia en un instituto aunque no sientas ese famoso "llamado". Pero como lo dijimos en un punto anterior, el instituto no es indispensable para tu preparación bíblica o ministerial, es suficiente con una buena iglesia local.

6. No es un ministerio de discipulado.

El discipulado es algo más que impartir información. En el instituto no te discipularán, pero en tu iglesia sí. Algunos piensan ir a un instituto para que allí sean formados en su carácter y vidas personales. Pero pensar así es pensar igual al padre que envía a sus hijos al colegio esperando que allí lo formen y eduquen cuando la educación viene de casa.  Es por eso que, a opinión personal, alguien que no esté llevando un discipulado con su pastor o líder espiritual en su iglesia local no debería acudir a un instituto bíblico. La información sin formación produce mucha deformación.

7. No es un centro social.

Es impresionante pero me encontré con una gran cantidad de compañeros que fueron al instituto literalmente para hacer amistades y hasta para encontrar pareja. Algunos pastores, incluso, cuando yo era joven, me aconsejaron ir a un instituto para encontrar una buena ayuda idónea. No dudamos que muchos han encontrado sus parejas idóneas dentro de un instituto, pero eso no hace la regla para todos. Tu mentalidad, al ir al instituto, debe ser la de aprender y profundizar tu conocimiento bíblico. Y que a través de ello, junto con la formación y el discipulado que estás llevando en tu iglesia, ofrezcas un mejor servicio al Señor.

Espero haberte dado unas buenas directrices para que si vas al instituto, lo hagas por las motivaciones correctas. Y si es que no puedes ir, pues ya sabes que no es el fin del ministerio, sigue adelante.