LA SALVACIÓN: ¿Por Gracia o por Obras? | Romanos 4:1-8

La idea de una salvación gratuita, aunque la Biblia lo exprese con suma claridad (Ro.3:24; Ap.21:6;22:17), parece ser cosa de locos para algunos. En todas la religiones que el hombre ha formado, piden a sus fieles que hagan obras y mantenerse haciéndolas para alcanzar la salvación prometida por ellos.

Pero el evangelio de Jesucristo marca una gran diferencia. Cristo promete salvación gratuita, es decir por gracia (Ef.2:8-9). Es necesario saber, que la idea de “ganarse la salvación” a través de buenas obras lleva en sí misma un menosprecio a la obra suficiente de Cristo en la cruz (Gá.2:21).

Una breve confirmación: Aunque se tiene que tocar muchos puntos, no queremos hacer muy larga esta disertación. Preferimos ir al grano, así que trataremos sobre un pasaje bíblico que es contundente en cuanto a este asunto.

Leamos: Romanos 4:1-8

¿Qué, pues, diremos que halló Abraham, nuestro padre según la carne? Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué gloriarse, pero no para con Dios. Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia.

Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia.

Como también David habla de la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras, diciendo: Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, y cuyos pecados son cubiertos. Bienaventurado el varón a quien el Señor no inculpa de pecado.

Creemos que este es un pasaje muy claro y suficiente.

Pablo está contrastando aquí dos ideas: Una que es salvación por gracia y otra que es salvación por obras. Resaltamos la síntesis de lo que él ha expuesto:

Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; mas al que no obra, su fe le es contada por justicia. (Contado por justicia, quiere decir: Justificado, absuelto, perdonado, presentado como inocente o justo. En resumen: salvado)

Pablo expresa que “obrar” se contrasta a “recibir por fe”.

De manera que, si es por “fe” es por gracia. Pero si es por “obras” ya no es gracia sino “deuda”. Es decir, si alguien expresa que llegará al cielo por sus buenas obras, está diciendo que Dios estará en deuda con él en la eternidad, lo cual sólo pensar eso ya es absurdo. Así que, la salvación es “por gracia” o “por obras”, pero no se puede por ambas.

¿Acaso Cristo no es suficiente?

Aún peor, intentar ganar la salvación a través de obras, es tener en poco lo que Cristo hizo en la cruz, es pensar que el sacrificio perfecto no es perfecto, que no es suficiente; elevando, de esta manera, nuestras “acciones” por encima de los “méritos de Cristo”.

Sin embargo, Pablo hizo precisamente todo lo contrario, desechó totalmente la posibilidad de justificarse por esfuerzo o mérito propio, para no establecer otra justicia en su propia vida que no sea la de Cristo, tal y como podemos apreciar a continuación:

Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe;” (Fil.3:7-9)

Ante esto, surge una pregunta importante:

¿Podrá alguien superar o al menos igualar lo que Cristo hizo? No lo creemos. Nadie podría igualar nunca la obra de Cristo, es por esta razón que creemos que si la salvación dependiera de las buenas obras, ninguno sería salvo jamás (Ro.3:20).

Hay que percatarse también, que para obtener salvación por obras, se tiene que guardar la ley a la perfección durante toda la vida. Pero sabemos que con sólo haber ofendido en un punto, uno se hace culpable de todos (Stg.2:10).

¿Habrá alguien que esté leyendo esto que me diga que viene guardando la ley a la perfección desde su nacimiento?

Pues para eso vino Cristo, él cumplió lo que nosotros no podíamos cumplir, él pagó lo que nosotros jamás podríamos pagar (Ro.8:3-4; 1Pe.3:18). Es por esto que Pablo expresó con mucha pasión:

Porque yo por la ley soy muerto para la ley, a fin de vivir para Dios. Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo.” (Gá.2:19-21)

Cristo confirmó este hecho cuando dijo:

Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.”

Negarse a sí mismo implica dejar de confiar en uno mismo, en sus propias acciones. Tomar la cruz es sinónimo de morir a uno mismo, humillarse. Y seguir a Cristo involucra confiar plenamente en él. En el contexto, Cristo había hablado de su muerte, por lo cual esto era un llamado a poner la fe únicamente en su obra de redención.

Volviendo al pasaje principal:

Pablo estaba usando a Abraham como ejemplo. Su postura era contra los legalistas judíos que creían que la salvación se ganaba por las obras de la ley.

La idea de Pablo es sencilla: Si la salvación fuese por guardar la ley ¿Cómo es posible que Abraham fuese justificado más de 400 años antes de la ley, incluso antes de ser circuncidado?

De Abraham se dice lo siguiente:

  • Si hubiera sido justificado por obras tendría de qué gloriarse pero no para con Dios (Ro.4:1,2). Es decir, que Abraham se llevaría los créditos de la salvación, que le pertenecen sólo a Dios.

  • La Escritura certifica que fue su fe la que le fue contada por justicia y no sus obras (Ro.4:3). El texto sagrado no dice que Abraham se salvó por obra alguna.

  • Si su salvación hubiera sido por obras, ya no sería un regalo (gracia), sino un pago (deuda) (Ro.4:4-8). Pablo vuelve a repetir esta idea más adelante: “Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra” (Ro.11:6). Las obras contrastan a la gracia, usted decide actuar por sus obras o recibir la gracia de Dios, pero no podrá hacer ambas cosas al mismo tiempo.

  • La justificación es por gracia, y se aplica también a los gentiles ya que Abraham fue justificado antes de ser circuncidado, o sea cuando aún era gentil (Ro.4:9-11).

  • De esta manera, Abraham es padre de la fe tanto para judíos como para gentiles (Ro.4:12).

Conclusión.

Al estudiar las páginas de toda la Biblia, es inevitable llegar a una sola conclusión: La salvación es por gracia, por medio de la fe en Cristo.

Esto anula cualquier intento de obrar de parte del hombre.

Por tanto, es por fe, para que sea por gracia...” Romanos 4:16

 

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