La rutina cíclica de fin de año.
El mismo acontecimiento de cada año se repite como siempre a todas luces. Dos etapas de tiempo se contrastan notoriamente. Una va llegando a su fin, y la otra se levanta imponente. Mientras, el corazón de los hombres se llena de expectativas, sueños, metas y recuerdos con ideas de hacer mejor las cosas.
En medio del alboroto por las fiestas, vienen a nuestras mentes y oídos pensamientos como: revisar las metas cumplidas y proyectarse otras nuevas o mejores para el próximo año. Todo en pro de que nos vaya mucho mejor en este nuevo año que en aquel que se va. Tristemente, casi todos los que viven de esta manera nunca llegan a nada.
Podríamos marcar la diferencia.
Pero esta vez, en lugar de seguir el círculo vicioso de cada año, sería mucho mejor revisar nuestro propósito de vida en las Escrituras y así proyectarnos resoluciones que aporten mejor a nuestra razón de existir ¿No lo cree así?
Entonces, vamos a revisar los primeros versos de la preciosa epístola a los Colosenses y aprender algunos principios que nos ayudarán a establecer metas bíblicas. Estas metas deben glorificar a Dios a lo largo de todas nuestras vidas y no solo al inicio del nuevo año.
PRINCIPIOS FUNDAMENTALES PARA ESTABLECER UN PLAN BÍBLICO
Leamos Colosenses1:3-5
Siempre orando por vosotros, damos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, habiendo oído de vuestra fe en Cristo Jesús, y del amor que tenéis a todos los santos, a causa de la esperanza que os está guardada en los cielos, de la cual ya habéis oído por la palabra verdadera del evangelio”.
De este pasaje, especialmente del verso tres, rescatamos cuatro principios que tienes que repasar, antes de proyectarte nuevas metas para el siguiente año:
- EL PRINCIPIO DE LA DEPENDENCIA: Siempre orando…
- EL PRINCIPIO DEL SERVICIO: por vosotros…
- EL PRINCIPIO DE LA GRATITUD: damos gracias…
- EL PRINCIPIO DE LA GLORIA DIVINA: a Dios, Padre…
Veamos estos principios uno por uno:
EL PRINCIPIO DE LA DEPENDENCIA:
“Si ha de proyectarse a un plan bíblico para el nuevo año, debe depender de Dios en la oración y la palabra ahora y cada día después”.
Es interesante notar que muchos cristianos ya no oran fervientemente, esto por motivos como: el hecho de que ya dominan sus Biblias; ya saben las lecciones de memoria; ya tienen mucho tiempo en la fe; o que ya son líderes.
Pablo hablaba directamente con Cristo, tenía dones milagrosos, escribía el nuevo testamento mucho más que todos y sin embargo siempre oraba. Es una lección que aprendió de Cristo y que nosotros debemos siempre recordar.
EL PRINCIPIO DEL SERVICIO:
“Si ha de proyectarse a un plan bíblico para el nuevo año, debe enfocarse en los demás antes que en usted mismo”.
Pablo decía: “siempre orando por vosotros”. Con esta expresión nos enseña que su prioridad de oración y de su ministerio se encontraba en los demás antes que en él mismo. Esto sólo es posible de hacer cuando el sentir de Cristo reina en el corazón (Filipenses 2:2-8).
Pablo, en su oración, estaba más enfocado en los demás, así expresa: “damos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo habiendo oído de vuestra fe en Cristo…” Cuando uno quita su mirada de sí mismo, y la enfoca en la “obra que Cristo hace o hará en los demás”, es casi imposible que su corazón y sus palabras no expresen gratitud. Quien haga esto estará en buena dirección para cumplir su propósito de vida.
EL PRINCIPIO DE LA GRATITUD:
“Si ha de proyectarse a un plan bíblico para el nuevo año, debe hacerlo con las mejores actitudes”
Gracias, es una palabra a menudo olvidada y poco practicada. Todos sabemos desde donde escribe esta carta el apóstol Pablo. Y no era desde un lugar muy cómodo. Colosenses se encuentra dentro del grupo de cartas denominado “Las Epístolas de la prisión” precisamente porque Pablo las escribe desde la cárcel.
Después de una carrera brillante en el ministerio, y con brillante me refiero a piedras, palos, golpes y sufrimientos muchos, Pablo se encuentra prisionero. Si usted estuviera en dicha situación ¿Qué es lo primero que estaría diciendo? ¿Cuál sería su primer pedido de oración? Pablo nos demuestra el fervor de un genuino siervo de Dios. ¡Él está agradecido! Si miramos las cosas desde la óptica y prioridades de Dios, es posible tener un corazón agradecido, aun cuando todo parezca ir mal.
Ser agradecido es tener una visión más allá de lo ordinario y la capacidad de ver con los ojos de Dios.
EL PRINCIPIO DE LA GLORIA DIVINA:
“Si ha de proyectarse a un plan bíblico para el nuevo año, debe hacerlo todo para la gloria de Dios”
Ahora quiero despertar tu atención a este punto. Recuerde que Pablo no agradecía por los años de ministerio, tampoco agradecía ni pedía por su liberación. Pablo no agradecía por los años de vida, ni por sus metas personales cumplidas. Pablo agradecía porque Dios estaba perfeccionando su obra en las vidas de los hermanos. El gozo por esta verdad era mayor a cualquier problema o circunstancia difícil que estuviera atravesando. Pablo nos demuestra que en medio de todo hay que tener un corazón agradecido pero enfocado en “la obra de Cristo en los demás” antes que en uno mismo.
Pero lo más significativo de todo esto, es que si bien Pablo había colaborado muchísimo para el crecimiento de los creyentes, el fortalecimiento de las misiones, la propagación de las Escrituras y el levantamiento de muchas congregaciones, no se atribuye a él mismo nada. Pablo da la gloria sólo a Dios. Reconociendo que él sólo era un instrumento pero el autor de la obra es el Señor. Haga lo que haga, nunca olvide este principio fundamental.
UN PLAN DE AÑO NUEVO CONFORME AL CORAZÓN DE DIOS
Ahora veamos algunos ingredientes espirituales para que su plan bíblico para este nuevo año sea realmente un plan bíblico, conforme al corazón y a la Palabra de Dios.
1. QUE NO SE APAGUE LA FE:
“Habiendo oído de vuestra fe en Cristo Jesús, y del amor que tenéis a todos los santos” [1:4]
La fe es el elemento que nos sostendrá en el camino aun cuando todo parezca oscuro. Nuestra confianza debe estar depositada siempre en Cristo y nuestro amor vertido en aquellos hermanos redimidos por Cristo. Pablo agradecía por la fe de los Colosenses, ¿Cómo está su fe? ¿Trabaja en el fortalecimiento de la fe de los demás? Es tiempo de marcarse metas que le ayuden a fortalecer su fe en Dios y ayudar a crecer en la fe a los demás.
- La fe es necesaria para permanecer sirviendo a los demás. (1Ts 1:3; Heb. 6:10)
- La fe es necesaria para soportar las aflicciones. (2Ts. 1:4)
- La fe es necesaria para obtener victoria sobre el enemigo. (1Ped. 5:8-9)
- La fe es necesaria para vivir agradando a Dios. (Heb. 11:5-6)
2. QUE NO MUERA LA ESPERANZA:
“A causa de la esperanza que os está guardada en los cielos…” [1:5]
La esperanza es el producto inmediato de una fe fortalecida [Ro 5:1-5]. No dejemos de mirar al futuro frente a cualquier obstáculo o prueba que se nos presente.
- Nuestra constancia en la esperanza generará aún más gloria en nuestras vidas para Dios (1Tes 1:2-9).
- La Esperanza nos invita a purificar nuestros corazones, como Juan diría: “y Todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro” (1 Juan 3:3)
Entonces trace sus metas de acuerdo a las cosas que van a traerle mayor pureza a su vida. Planifique cada día, cada mes, cada año como si este fuera el último a vivir. Nunca deje de esperar al Salvador. Y trabaje porque su familia también viva de esta manera.
3. QUE NO ESCASEEN LOS FRUTOS:
“que ha llegado hasta vosotros, así como a todo el mundo, y lleva fruto y crece también en vosotros, desde el día que oíste y conocisteis la gracia de Dios en verdad” [1:6]
Un corazón que en verdad tiene a Cristo, no sólo posee fe y esperanza, sino que dará unos buenos y abundantes frutos, producto de la gracia de Dios impartida en sus vidas. Procure examinar su vida y todo lo que ha sido este año y responda: ¿Ha crecido en frutos para el Señor? No hablo de “obras propias” sino de “frutos” producidos por Cristo.
Responda: ¿Ha estado suficiente tiempo con Jesús, se ha deleitado mucho en su presencia?, ¿Se ha gozado en el camino de Sus mandamientos?, ¿Ha sido fiel a su causa?, ¿Ha fortalecido su comunión con él de tal manera que todo esto se hace evidente en cada paso que da? ¿Ha empujado hacia adelante el avance de Su iglesia?
Si no lo ha hecho es tiempo de corregir este aspecto de su vida y comenzar a llevar frutos para gloria del Señor. Y si lo ha hecho, entonces procure hacerlo mucho más excelente esta vez. Recuerde que sin Jesús, nada podrá hacer (Jn.15:4). Es decir, nada que agrade y glorifique al Padre. Y recuerde también, que nada de este año, y del nuevo que se avecina, se trata de usted, sino solamente de Dios antes que todas las cosas.
4. QUE AUMENTE EL CONOCIMIENTO DE DIOS:
“y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual” [1:9]
Este año ¿Usted ha crecido en el conocimiento y la gracia de Jesucristo? ¿Es ahora más sabio que antes? No olvide que el deseo de Dios es que sus hijos crezcan conociéndole más. Que sean cada vez más sabios, para que puedan siempre aprobar lo mejor para su Honra (Fil. 1:10-11).
Es tiempo de planificar y organizar de mejor manera el tiempo, para que este nuevo año pueda aprender mucho más de Cristo y de su palabra. ¿Se ha discipulado o ha dejado de hacerlo? ¿Está proveyendo de sabiduría y conocimiento a otros? ¿Su culto a Dios es emocional o con entendimiento? ¿Es fiel a la congregación? Procure tomar en cuenta todas esas preguntas a la hora de fijar sus metas.
PABLO CONCLUYE:
“Para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios” [Col.1:10]
Nunca olvidemos estos principios claves:
Sea siempre agradecido, lo que fue este año determinará el próximo. Dios le ha enseñado a través de todo lo que vivió para que ahora haga mejor las cosas para él. Así que sea agradecido y levántese para Dios.
Crezca en la fe, congregue, abunde en oración, tenga comunión con el pueblo santo de Dios. Soporte la aflicciones, predique el evangelio, haga discípulos. Camine como es digno del Señor.
Todo lo que hace tiene que apuntar a la venida del Señor. No pierda nunca las esperanzas. Ya su vida está comprada, viva para aquel que la compró por precio infinito.
Compruebe siempre lo que es agradable a Dios, llévele fruto en toda buena obra. Procure estrechar su comunión con Dios, tome las decisiones que sean necesarias para ello, no importa cuánto cuesten, o lo que impliquen. Usted ha sido llamado a llevar frutos para Dios. Cuando Cristo sea su primer amor, los frutos serán abundantes en usted.
¡No deje de crecer en el conocimiento de Dios! Tome el ejemplo de Pablo que hasta el último día de su vida no dejó de aprender del Señor. Y sobre todo, enseñe a los demás [2 Pedro 1:3-11]
¡¡Muchas Bendiciones en Cristo!!
Que las metas y decisiones que usted se trace sean para alabanza de Su Gloria.