DOCTRINA: EL ESPÍRITU SANTO
Lección 05: La Omnisciencia del Espíritu Santo.
Estamos en la sección sobre “La divinidad del Espíritu Santo”. En la lección anterior vimos como al Espíritu se le atribuyen “títulos divinos” con lo cual demostramos que era considerado Dios y Señor por los escritores bíblicos.
A partir de ahora, vamos a tratar sobre algunos atributos del Espíritu Santo. El detalle es que estos atributos son de carácter estrictamente divinos, lo cual quiere decir que sólo Dios los posee. Así que, si demostramos bíblicamente que el Espíritu posee atributos divinos, tendremos más evidencia de que él es Dios. En esta lección, nos limitaremos al atributo de la omnisciencia. En las siguientes iremos viendo los demás.
LA OMNISCIENCIA DEL ESPÍRITU:
La omnisciencia es el atributo mediante el cual un ser conoce, y entiende todo, y es capaz de obrar con absoluta sabiduría en base y armonía con ese conocimiento. No lo confundamos con la “presciencia” que es el conocimiento anticipado de las cosas. Este atributo también le permite saber cosas que para otros nunca podrían ser reveladas, por ejemplo lo que hay en el corazón y en la mente de otros seres. Sólo Dios puede poseer el conocimiento absoluto.
La Biblia nos enseña que el Espíritu posee omnisciencia. Empecemos leyendo el siguiente versículo: “Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento” (Isaías 11:2)
En un sólo versículo, se ha atribuido al Espíritu:
- Sabiduría
- Inteligencia
- Consejo
- Conocimiento
Estas cuatros cosas están ligadas al conocimiento, lo cual demuestra que es un ser inteligente, que puede razonar y enseñar. Así que, no quedan dudas que es un ser pensante. ¿Pero demuestro esto que es Dios? No, pero es la base. Veamos ahora algunos aspectos con sus pasajes que demuestran que su conocimiento es realmente absoluto.
1. Escudriña el corazón humano.
Recordemos la historia de Ananías y Safira, narrada en Hechos 5:1-5; allí observamos que el Espíritu es un ser personal porque se intentó mentirle. Pero no es todo lo que hay que observar. La omnisciencia del Espíritu está implícita en la historia:
(a) mientras Ananías y Safira acordaban esconder una parte del dinero y luego mentir, miles de personas (más de 10,000) estaban vendiendo sus cosas y trayendo el dinero hasta los apóstoles. ¿No le parece sorprendente que el Espíritu haya advertido un caso especial entre miles?
(b) El Espíritu pudo impartir este conocimiento al Apóstol Pedro, conocía sus rostros, sus nombres y sus acciones ocultas, incluso las intenciones que habían en sus corazones. Sin la omnisciencia del Espíritu, Pedro jamás hubiera conocido del caso ni hubiera comprendido tampoco la severidad del castigo.
Tomemos en cuenta este otro verso: “Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.” (Ro.8:27) ¿Entiende lo que trata de enseñar? Entre muchas otras cosas, el verso nos dice que el Espíritu conoce cada una de las oraciones del Pueblo de Dios, luego traduce de mejor manera cada oración y la lleva a Dios de modo que concuerde con su voluntad. Esto es realmente asombroso ¿Cómo podría alguien conocer la oración de cada creyente en el mundo sin ser Dios mismo? Además de eso, poseer tanta sabiduría para transformar cada oración y amoldarla a la voluntad divina. Todavía más, el hecho de que ore por cada uno de los santos implica necesariamente que los conoce a todos y entiende sus pensamientos y necesidades. Definitivamente esto es omnisciencia.
Observemos ahora este contundente versículo: “y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriña la mente y el corazón; y os daré a cada uno según vuestras obras.” (Ap.2:23). Todos sabemos que, en esta parte de la Escritura, Jesús está comunicándose mediante unas cartas con las iglesias del Asia Menor; sin embargo es sorprendente la manera en la que firma el remitente: “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.” ¿Qué les dijo el Espíritu? entre muchas cosas que escudriña la mente y el corazón, y conocía la obra de cada uno de ellos. Así que, una vez más podemos ver la omnisciencia del Espíritu Santo.
2. Escudriña el corazón de Dios.
Leamos con suma atención este pasaje: “Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual.” (1Co.2:11-13)
Aquí también se nos dice cosas puntuales sobre el Espíritu:
- Nadie conoció las cosas de Dios sino el Espíritu de Dios.
- El Espíritu proviene de Dios.
- El Espíritu nos enseña acomodando lo espiritual a lo espiritual.
Si el Espíritu puede conocer y enseñar lo profundo de Dios, no sólo demuestra que no es una fuerza y que es una persona, sino que es Dios mismo. ¿Cómo es esto? Pues ninguna criatura podría conocer a Dios a tal profundidad. Dios es infinito, imposible de ser conocido y comprendido a plenitud por un ser creado.
Como dijo David: “Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; Alto es, no lo puedo comprender. ¿A dónde me iré de tu Espíritu?” (Sal.139:6-7). Pablo lo dijo de esta manera: “!Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! !Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero?.” (Ro.11:33-34).
Dios lo dijo también en sus propias palabras: “Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.” (Is.55:9). Como vemos, nadie puede conocer a Dios en su total profundidad. Por tanto, si uno tiene el conocimiento divino (omnisciencia) es porque es Dios mismo. Por supuesto, aquí también probamos la inteligencia del Espíritu. Así que, si es persona y tiene omnisciencia, entonces es Dios.
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Pastor Jonatán | Argumentos Bíblicos | Aplicando la Teología
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