LA FE NOS PROVEE SABIDURÍA
Santiago 3:13-18
“Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos.” (v.17)
Santiago, continúa su línea de pensamiento sobre los frutos o resultados de una fe verdadera. Antes habíamos visto que la fe correcta en Dios produce mejores y sanas relaciones, un servicio excelente, y que perfecciona nuestro carácter. Ahora veremos que la fe producirá sabiduría para poner en práctica todas esas cosas.
A. La sabiduría demostrada. v.13
- ¿Quién es sabio y entendido?
- Santiago inicia con una pregunta retórica muy personal. La idea es apelar a la conciencia de cada uno.
- El “sabio es alguien que ha alcanzado la capacidad de aplicar el conocimiento adquirido de una manera práctica y buena. El “entendido”es un especialista que aplica la experiencia a la vida práctica.
- Lo que se quiere lograr es un propósito doble: (a) Señalar que la sabiduría es más que mero conocimiento, y (b) Que se necesita ser intencional para demostrar los frutos espirituales que emanan de la verdadera sabiduría.
- “Muestre… sus obras"
- La segunda frase de santiago corrobora nuestra primera deducción. La idea es que no basta decirlo sino demostrarlo.
- El sabio no se cree ni se jacta de sabio sino que simplemente lo vive, y es notorio de una manera natural para todos.
- En segundo lugar, Santiago está lanzando un desafío para aquellos que hablan mucho de su sabiduría. Es lo mismo que con la fe, del capítulo 2, si no tiene obras no sirve de mucho.
- “por la buena conducta”
- La primera manifestación de la sabiduría de Dios es que ésta se verá reflejada en la conducta o el comportamiento.
- La conducta tiene que ver con el estilo de vida, es la expresión visible de nuestra personalidad sumada a nuestros valores, principios y educación.
- Santiago sigue dando la idea de que esto hay que demostrarlo más con la forma de vida que con las palabras.
- “En mansedumbre”
- Santiago entreteje el aspecto exterior de la conducta con un detalle muy interior: la mansedumbre. Ambas en armonía conforman el buen carácter de la persona.
- La mansedumbre no es pasividad, ni significa ser alguien de poco ánimo o poca fuerza. La mansedumbre es lo contrario a la agresividad. La persona puede resolver los conflictos pero con sabiduría, puede responder los ataques pero con autocontrol.
- El hecho de que se apele a la sabiduría para vivir en mansedumbre nos dice que esto es algo que no depende de las emociones si no de la parte inteligente de la persona. Pero más que nada de la capacidad y poder de Dios que, inteligentemente, permitimos actuar en nosotros mismos.
B. La sabiduría contrastada. vv.14-16
- "Pero si tenéis celos amargos y contención"
- Santiago empieza con la frase “pero si…” lo cual quiere decir que va a mencionar lo contrario a los frutos de la sabiduría anteriormente citados.
Una de las primeras evidencias de no estar viviendo bajo la sabiduría de Dios son los celos amargos. Este no es el celo por el cuidado y el bienestar de la otra persona sino un celo carnal y egoísta.
La segunda evidencia es la contención, esto podría traducirse como “rivalidad”. Hay que notar que Santiago no sólo se refiere a las peleas visibles, sino que dice “contención en vuestro corazón”. Así que, se apela a una auto-examinación. Porque este asunto ya estaba formando divisiones entre los creyentes pero devían comenzar por un cambio personal.
“no os jactéis, ni mintáis contra la verdad”
En la examinación personal, muchos podrían identificar lo oscuro de sus sentimientos. Pero a la mayoría les gusta justificarse, incluso pretender que su obrar en la carne son elementos producidos por Dios y eso los lleve a la jactancia personal.
Sin embargo, no pueden engañarse a sí mismos (Gá.6:6), todo lo que están sintiendo y prácticando es contrario a la sabiduría verdadera que viene de Dios (Ef.5:9).
Santiago les dice que si tienen celos y contención lo que en realidad tienen y propician es perturbación y toda obra perversa (Stg.3:16)
C. La sabiduría aprendida. vv.17
- "Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura”
- Santiago vuelve a realizar un contraste (“Pero la sabiduría…”). Pues ahora va a detallar los resultados o evidencias prácticas de la genuina sabiduría para que los cristianos la puedan aprender bien.
- La primera es que es que ésta es pura. La pureza nos habla de las buenas intenciones que reposan sobre el interior. No desea obrar mal ni hacer mal a ninguno, y es profundamente sincera en su fe para con Dios.
- Lo que se quiere es que los creyentes maduren en el carácter del Señor Jesucristo, que imiten su corazón. (Mt.11:29; 1Jn.2:6)
- “después pacífica, amable, benigna”
- Aquí la buena intención del corazón se exterioriza para formar una triada hermosa que va a reforzar la unidad. La paz es buscar armonía y profunda comunión.
- “Amable”, quiere decir que es tolerante y está dispuesto a realizar las acciones necesarias en favor de los demás.
- “Benigna”, es la forma más madura y humilde de conciliación, es capaz de aceptar corrección dócilmente y escuchar el consejo sabio de otros.
D. La sabiduría compartida. v.18
- "El Fruto de Justicia.”
- Se refiere a todas las buenas obras que el creyente comienza a mostrar como resultado de su nueva relación con Dios.
- Somos llamados a vivir para el reino de Dios y su justicia (Mt.6:33)
- “Se siembra en paz.”
- El fruto de justicia se obtiene sólo por medio de Cristo (Fil.1:11), es decir sólo cristianos lo pueden cultivar.
- Santiago ahora nos muestra el ejemplo de un campo agrícola. El agricultor es el hombre que anhela los frutos de justicia, el campo es la paz.
- La idea de Santiago es que lo que obtenemos de Cristo debe ser usado para bendecir, no sólo para recibirlo.
- “Para aquellos que hacen la paz”
- Hay una cosecha natural para los que ejerciten el fruto de Cristo, no son cosas materiales sino espirituales.
- Si ponemos en práctica la justicia en paz, seremos bendecidos también con abundante paz.
- Santiago prepara a su aduencia para el próximo capítulo en donde se hablará mucho de los conflictos interpersonales.
APLICACIÓN:
1. Pida cada día abundante sabiduría para saber conducirse en todas las cosas.
2. Hay que aprender a diferenciar la sabiduría celestial de la terrenal.
3. Observemos el fruto de justicia, buscando siempre la paz con todos y entre todos. Las buenas obras sin paz no tendrían sentido, sería mera religión.