TRATANDO CON EL ENOJO | Serie: Venciendo el Enojo.

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Con gran satisfacción hemos llegado al final de nuestra serie bíblica: “”. El camino fue largo pero necesario. Hemos atendido a muchas personas por medio de la consejería web. Hemos recibido muchos mensajes de aliento y agradecimiento por el material de estudio. Y Ahora queremos dejarte el último tema de nuestra serie. En este último tema aprenderemos pasos y principios claves para poder lidiar con nuestro enojo. Nuestra meta es vencerlo cada día de nuestras vidas. Comencemos:

1. Entienda la naturaleza del enojo.

  Para vencer a un enemigo es menester conocer las fortalezas y debilidades de dicho enemigo. Usted debe considerar al enojo como uno de sus más profundos enemigos. Sobre todo porque este enemigo vive dentro de usted. Así es, el enojo, como lo vimos en notas anteriores, tiene su nacimiento en nuestra naturaleza humana y caída.

Si usted quiere aprender a vencer el enojo tiene que dejar de mirar al enojo como una debilidad y otros nombres. Y tiene que comenzar a mirarlo como lo que realmente es: ¡Pecado!. Así es, el enojo es pecado, ya que ofende la santidad de Dios y va en contra de su mandato específico a despojarnos de este.

     El enojo es evidencia de una vida que aun depende de su carne y no del Espíritu del Señor. Así que, bien puede ser un buen indicador que le advierta cuando se esta alejando de la voluntad de Dios y pueda regresar al camino derecho siempre. Entonces el enojo es algo natural en usted para con su viejo hombre, pero es algo totalmente opuesto a usted si lo mira desde su nueva naturaleza en Cristo. Si usted vive en enojo, esta es la oportunidad precisa para reconocerlo como pecado y arrepentirse.

Este paso de humillación es el primero y tal ves el más importante, ya que es la puerta hacia la victoria. Recuerde que el cristiano gana sus batallas de rodillas. Esté preparado para toda vez que el enojo toque a su puerta, así podrá rechazarlo como rechazaría cualquier pecado. Acuérdese de que en una de nuestras notas habíamos observado que Dios coloca al enojo al nivel del adulterio y el homicidio.

2. Asuma la realidad del enojo.

     Si le costó reconocer el primer paso, y asumirlo para su vida, este no debería afectarle mucho. Ya que lo más difícil está hecho. Ahora usted vive humillado delante de Dios y humilde delante de los demás. Ahora, prepárese para esta noticia que vamos a darle, respire y tenga calma, allí vamos:

Cuando le decimos a usted que asuma la realidad del enojo, queremos decirle que este preparado, pues convivirá con el enojo toda su vida. Pero entienda bien, no estamos diciendo que vivirá enojado toda su vida o que “este enojo” controlará su vida. Lo que queremos decirle es que, ya que el enojo es parte de su naturaleza humana, convive con usted junto a todos los otros pecados que moran en su carne (Ro. 7:22-24), por lo tanto nunca se irá. Pero tranquilo, hay una gran esperanza.

Usted puede aprender a vivir por encima de su enojo y convivir por años con las personas sin enojarse (Ro. 6:10). Esto es verdad, ya que a medida que vamos venciendo el enojo, el Espíritu se hace más fuerte en nosotros. Los primeros meses, incluso años, serán los más difíciles pero usted notará un aumento progresivo en sus victorias hasta que haya aprendido a vencerlo cada día de su vida.

Pero manténgase consiente de que si baja la guardia en Cristo, puede volver a enojarse. Aunque le aseguro que si ha aprendido lo suficiente, no le será difícil volver al camino de victoria. Lo que empezó como una responsabilidad suya, era una necesidad en usted. Desde que yo aprendí este principio, llevo años sin enojarme aunque vivo consiente que ese enojo vive en mi; por tanto, lo no le doy ninguna ocasión y me siento libre. Esto es lo hermoso, que después de un tiempo, esto dejó de ser una lucha en mí; para volverse un estilo de vida diferente que ya no me cuesta vivir, y usted también puede lograrlo.

3. Identifique su temperamento.

No queremos pasar por alto algunas realidades naturales presentes en todo ser humano y aceptar que todos nacemos con una personalidad distinta. El temperamento es la manera que tienen las personas de reaccionar frente a los conflictos, naturalmente.

  • Para algunas personas les es más fácil, que a otras, lidiar con su enojo; debido a esta diferencia de temperamentos. Pero Dios ha querido dotarnos de estas diferencias naturales no para alejarnos, sino para complementarnos.
  • Es necesario entender que todo temperamento tiene su lado de “fortalezas” o “virtudes”, así como su lado de “debilidades” o “defectos”.
  • También es importante notar que todos los temperamentos se enojan sin excepciones, ni medidas. La única diferencia es que unos lo hacen más pronto y otros tardan más. Es así, por ejemplo, que el flemático (que es el temperamento más apacible y tierno) pueda soportar mucho la presión y lidiar contra su enojo por más tiempo que un colérico, El cual explota rápidamente. Pero cuando el flemático llega a su límite de resistencia, puede explotar en ira mucho peor de lo que lo hace un colérico.
  • Así que no hay temperamento invulnerable al enojo, es más, a veces pienso que los temperamentos introvertidos (melancólicos y flemáticos) saben disimular bien su enojo, pero por dentro su enojo es llenado en mayores proporciones, ellos usan más la razón y la inteligencia para derramar su enojo.

Sin embargo, conocer su temperamento le ayudará a conocerse así mismo y de como su naturaleza enfrenta los diferentes conflictos de la vida y de las relaciones interpersonales. Hágase una tesis e infórmese de las fortalezas de su temperamento para que las pueda desarrollar más a medida que va dejando de lado sus defectos. Para esto le puede ayudar un pastor preparado, un hermano que sepa de la materia, o un psicólogo [de preferencia cristiano]. Por otro lado, el temperamento no es lo mismo que el carácter. Si usted desarrolla su carácter Cristiano, este puede dominar a su temperamento.

Con Cristo estoy juntamente crucificado, ya no vivo yo; más vive Cristo en mí…” Gá.2:20

4. Inicie el proceso de morir.

  Lo último que mencionamos en el punto anterior tiene que ver con lo que ahora queremos expresarte. No es suficiente con conocer tu temperamento. Es necesario actuar frente a este, para dominarlo con la ayuda del Espíritu Santo. Usted tiene que formar el carácter de Cristo en su vida.

Cristo dijo: “Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón y hallaréis descanso para vuestras almas.” Mt. 11:29

Pero lo cierto es que usted no podrá dejar crecer a Cristo en su vida si es que antes no muere a usted mismo.

Hemos visto en notas anteriores que el enojo está muy ligado a nuestro “YO”, ese yo ¡tiene que ser crucificado! Cristo mismo se puso como ejemplo; cuando él quiso los frutos deseados habló de su propia muerte y la expreso en esta ilustración: “…si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto.” Jn.12:24.

Si Cristo el Señor tuvo que entregar la vida por la iglesia que soñó, ¿Cuanto más nosotros?. Morir es dejar nuestras pretensiones, sueños, metas, derechos, justicias, amor propio, vanidades, comodidades, bienestar, etc. Entregue todo y viva a Cristo primero que todo. Cuando usted haya muerto lo notará enseguida, pues a un muerto es difícil de ofender o herir. Usted ya no reaccionará quien lo hará será Cristo. Y Cristo si que hará las cosas perfectas.

5. Viva en la llenura del Espíritu.

La llenura del espíritu no es algo que usted recibirá por la imposición de manos de alguno. La Llenura del Espíritu es nada más que el Señor controlando todo su ser y mostrando en usted el fruto de su Espíritu, el cual es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, fe, mansedumbre y templanza (Gá. 5:22,23).

Esto nada más se puede lograr con la obediencia continua y al detalle de la palabra de Dios, Efesios 5:17; Gálatas 5:16, Efesios 4:29-31. Obedecer ahora le será más fácil y con la ayuda del Espíritu Santo usted gozará de una vida en victoria.

6. Busque y mantenga consejería espiritual.

Si bien es cierto que usted tiene la palabra de Dios y al Espíritu Santo morando en su vida. Es necesario también tener agentes humanos quienes sean de apoyo a nuestra batalla contra el enojo, y contra cualquier pecado en sí. Dios ha colocado en el cuerpo a otros miembros con diferentes capacidades para que juntos nos complementemos y ayudemos.

Algunos hermanos, por el don que Dios les ha dado, tienen mejor luz sobre la Escritura y sabiduría de parte del Señor. Este paso es imprescindible en su vida, jamás puede volverse autodependiente. Dios ha diseñado su cuerpo de miembros de manera que vivamos dependiendo los unos de los otros (Efesios 4:11-16).

Dios también ha dotado de experiencia y pruebas a otros miembros para que sean más sabios y precisos en su consejería. Así que elija a una pareja de consejeros que le puedan ayudar siempre que las cosas ya le sean más pesadas de llevar (Gá.6:1-2, tito 2:3-4). Si usted es soltero(a) puede tener un consejero(a) personal. Pero no deje de tener uno siempre.

Para eso siga los siguientes pasos:

  • Busque un consejero maduro en la fe y con experiencia suficiente.
  • El consejero tiene que saber usar la palabra de Dios.
  • El consejero es de preferencia alguien que esté siendo de ejemplo en lo que va a aconsejar, en este caso alguien no dado al enojo.
  • En el caso de conflictos interpersonales, el consejero tiene que ser de preferencia neutral. No un familiar alguien muy apegado a una de las partes. Claro que si es muy maduro y sabe ser neutral, lo puede ser. Y en ninguna manera alguien que favorezca a una de las partes, sino a la Escritura.
  • Oiga siempre a su consejero, y por más que le cueste aceptar, escuche y obedezca los consejos.

PRINCIPIOS PARA LA RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS 

1. ANTES DEL CONFLICTO.

  • Prepárese en la Palabra y en la oración.
  • Arme un plan de contingencia. (todos los pasos que dará si se presenta un conflicto)
  • Tenga previsto los consejeros necesarios.

2. DURANTE EL CONFLICTO.

  • Invite a orar a las personas involucradas. Col. 4:3-6
  • Escuche más, hable menos. Stg. 1:19-20
  • Responda suavemente. Prov. 15:1
  • Ataquen juntos el problema, y no ataque a la persona. Ef. 6:12
    Renuncie. A sus derechos, imposiciones, razones, etc. 1Cor. 6:7
  • Otorgue. Misericordia, gracia, perdón, paz y amor. Ef. 4:31-32
  • De ser necesario busque a los consejeros previstos. 1Cor. 6:5-6

3. DESPUÉS DEL CONFLICTO.

  • Restaure los posibles daños.
  • Analicen la situación y lo que les llevó a ello.
  • Afiance los afectos interpersonales.
  • Oren juntos a Dios.
  • No duerma en los laureles, un conflicto le prepara para otro mayor.

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