¿Por qué no murieron Adán y Eva cuando pecaron? | Pastor Jonatán

  

¿Por qué no murieron Adán y Eva cuando pecaron?

Cuando Dios advirtió a Adán respecto al fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal, dijo: "el día que de él comieres, ciertamente morirás" (Génesis 2:17). Sin embargo, al leer el relato, pareciera que esta palabra no se cumplió de inmediato. Adán y Eva comieron del fruto... pero continuaron con vida. ¿Se contradijo Dios? ¿Falló su juicio? En absoluto. Al examinar cuidadosamente las Escrituras, descubrimos varias verdades que explican por qué no murieron ese mismo día en términos físicos.

1. Murieron espiritualmente en el mismo momento:

La muerte prometida por Dios fue inmediata, pero no en el sentido físico. Se trató de una muerte espiritual: una separación entre el hombre y Dios. El mismo día en que pecaron, Adán y Eva fueron expulsados de la presencia directa de Dios (Génesis 3:23-24). Antes caminaban con Él en comunión (Gén. 3:8), pero después del pecado, se escondieron por vergüenza, mostrando que su naturaleza había cambiado. Pablo lo explica así: "Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados" (Efesios 2:1). Desde ese momento, todo ser humano nace muerto espiritualmente, separado de Dios, necesitado de redención. 2. Comenzaron a morir físicamente desde ese día:

Aunque no murieron físicamente al instante, su cuerpo empezó a decaer desde ese momento. El proceso de envejecimiento, dolor y enfermedad se introdujo en su naturaleza. Como resultado del juicio de Dios, se les dijo: "Polvo eres, y al polvo volverás" (Génesis 3:19). Esa fue la sentencia: la muerte física sería el destino final, aunque no inmediata. Adán vivió 930 años (Génesis 5:5), pero murió finalmente, tal como Dios había advertido. 3. Dios mostró misericordia en medio del juicio:

Otra razón por la que no murieron inmediatamente fue la misericordia de Dios. Aunque Dios es justo y santo, también es lento para la ira y grande en misericordia (Salmo 103:8). En lugar de matarlos, Dios proveyó vestiduras de pieles para cubrir su desnudez (Gén. 3:21), lo que muchos ven como el primer sacrificio, una señal de redención futura. Este acto anticipa el sacrificio de Cristo, el verdadero Cordero que vendría a morir en lugar del pecador: "Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro" (Romanos 6:23). 4. La sentencia se cumplió plenamente en Cristo:

Desde una perspectiva más amplia, la sentencia de muerte fue absorbida por otro. Cristo, como el segundo Adán (1 Cor. 15:45), vino para morir en lugar del hombre y restaurar lo que se había perdido en Edén. El juicio que Adán y Eva merecían fue postergado para que en Cristo pudiera ser satisfecho plenamente: "Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él" (2 Corintios 5:21). Conclusión:

Adán y Eva sí murieron cuando pecaron, aunque no físicamente de inmediato. Murieron espiritualmente ese mismo día, comenzaron su decadencia física, y fueron objeto de misericordia divina, la cual apuntaba al plan eterno de redención en Cristo. Lejos de ser una contradicción, este episodio revela la santidad de Dios, la gravedad del pecado y la profundidad de su gracia.

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